Gamificación
- RaquelBrm
- 19 dic 2017
- 2 Min. de lectura
¡Instauremos metodologías basadas en el juego en las aulas!

Hoy hablamos de Gamificación, o lo que es lo mismo, de la incursión en el aula de actividades que utilizan los mecanismos y dinámicas del juego para fomentar el aprendizaje del alumnado. Pero no vale solo con proponer estas actividades hay que crear el espacio en el aula idóneo para que estas puedan ser llevadas a cabo.
Los elementos del juego como la consecución de metas y objetivos activan la motivación extrínseca del estudiante en pos de conseguir los propósitos marcados por el ejercicio propuesto por el docente. El establecimiento de reglas que delimiten la actuación de los estudiantes, les obliga a ser responsables con lo que están haciendo, pues incumplirlas les supone penalizaciones que van en detrimento de conseguir los objetivos propuestos al inicio. Finalmente, la obtención de recompensas, tanto finales como durante el trascurso de la actividad, favorece, una vez más, la motivación y la implicación de los estudiantes en la realización de estas actividades.
Plantear dinámicas gamificadas permite al alumnado acercarse a los contenidos de una forma divertida y dinámica; además nos permite formar en competencias de una manera práctica con el establecimiento de los diferentes roles que pueden desempeñar los alumnos dentro de las dinámicas planteadas.

Si bien, tenemos que ser conscientes, que estas dinámicas deben ser presentadas correctamente; pues podemos correr el riesgo de que las actividades que pretendemos llevar a cabo no sean recibidas por el alumnado de la forma correcta. Lo que queremos decir con ello es que, aunque tomemos mecanismos propios del juego, no estamos jugando, en el sentido más lúdico de la palabra; sino que estamos promoviendo el aprendizaje desde una nueva perspectiva con la finalidad de que el aprendizaje se convierta en un proceso donde el protagonista sea el alumnado y el profesor se convierta en su guía.
Tampoco queremos decir con esto, que es el momento de sustituir las clases, llamémoslas "tradicionales"; pero es el momento de implantar nuevas metodologías, junto a las que ya disponíamos que permitan activar la motivación extrínseca del alumno, recompensarle por el trabajo bien hecho, premiar sus logros y no juzgar los fallos, porque el fallo siempre implica un aprendizaje.
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